SERVICIO DE VIGILANCIA EN BUQUES
LA EVOLUCIÓN DE LA PROTECCIÓN EN ALTA MAR, DEL HORIZONTE ABIERTO A LA FORTALEZA FLOTANTE.
Imaginemos, por un momento, los tiempos remotos de la navegación. Los buques, ya fueran de comercio o de exploración, eran entidades relativamente autónomas en un vasto y, en gran parte, inexplorado océano. Las amenazas principales provenían de las fuerzas de la naturaleza —tormentas, corrientes— y, por supuesto, de la piratería, que ha sido una constante histórica desde la antigüedad hasta nuestros días. Sin embargo, la piratería de antaño, aunque brutal, solía estar más enfocada en el saqueo de mercancías y posesiones, y el armamento a bordo era el medio principal de defensa, manejado por la propia tripulación o guardias armados. Los protocolos de seguridad formalizados, tal como los conocemos, eran inexistentes, y cada capitán gestionaba la protección de su navío con base en su experiencia y el sentido común.
El siglo XX trajo consigo un cambio monumental en el tráfico marítimo.
Los buques crecieron en tamaño, transportaron volúmenes de carga y pasajeros sin precedentes, y se convirtieron en eslabones vitales de una economía global cada vez más interconectada. Con esta evolución, la naturaleza de las amenazas también se sofisticó. Ya no solo se trataba del robo; el secuestro con fines de rescate, el terrorismo marítimo y el contrabando a gran escala se convirtieron en preocupaciones reales.
El punto de inflexión, al igual que para la seguridad aeroportuaria y portuaria, fue el trágico 11 de septiembre de 2001. Si bien el terrorismo marítimo no fue el foco de esos ataques, la comunidad internacional comprendió la extrema vulnerabilidad de las vastas redes de transporte global. La respuesta no se hizo esperar: la Organización Marítima Internacional (OMI), bajo el paraguas de las Naciones Unidas, impulsó medidas drásticas, siendo la más notable la adopción en 2002 del Código Internacional para la Protección de los Buques y de las Instalaciones Portuarias (Código PBIP o ISPS Code), que entró en vigor en 2004. Este código no solo afectó a los puertos, sino que impuso requisitos de seguridad rigurosos para los propios buques, transformándolos en fortalezas flotantes que deben operar bajo estrictos protocolos de protección.
Es en este escenario de rutas marítimas globales, amenazas cambiantes y normativas internacionales estrictas, donde el Servicio de Vigilancia en Buques cobra una importancia capital. Este servicio no es solo una especialidad; es la garantía de la seguridad y la continuidad operativa en un entorno tan singular y expuesto como el alta mar.
LOS PILARES DE LA VIGILANCIA A BORDO.
UN PROGRAMA ESENCIAL EN UN ENTORNO ÚNICO.
El programa de formación para el Servicio de Vigilancia en Buques es una guía exhaustiva diseñada para preparar a profesionales capaces de operar y asegurar un entorno dinámico y potencialmente aislado como es una embarcación en navegación. No es una simple lista de tareas, sino un compendio de conocimientos que abarca desde la terminología naval y la supervivencia en el mar, hasta la planificación de la protección y la respuesta armada ante amenazas específicas, todo ello con un profundo entendimiento del entorno marítimo.
A continuación, desglosamos cada uno de sus pilares, revelando la profundidad y el alcance de esta crucial especialidad.
He decidido conformar el modelo de artículo sobre los temas de las especialidades, hablando de ellos en el mismo orden en el que versan los temas que se incluyen en cada una de éstas.
MÓDULO I.
NOMENCLATURA NAVAL EN LAS COMUNICACIONES: ALFABETO INTERNACIONAL, PMR y VHF, CÓDIGO MORSE.
Es el punto de partida fundamental para cualquier profesional que opere en el entorno marítimo. Para garantizar la seguridad a bordo, es esencial que el personal de vigilancia no solo entienda el buque y su entorno, sino que pueda comunicarse de manera efectiva y sin ambigüedades en cualquier situación, incluso en las más críticas. El lenguaje y los protocolos de comunicación naval son un mundo en sí mismos.
Este módulo comienza con la inmersión en la nomenclatura naval básica. Esto incluye el conocimiento de las partes principales de un buque (proa, popa, estribor, babor, puente, cubierta, sentina, etc.), la terminología relacionada con las maniobras (arriar, izar, virar), los tipos de embarcaciones y sus características generales. Comprender este vocabulario específico es crucial para entender las órdenes, describir situaciones con precisión y ubicarse correctamente en cualquier parte del buque.
A continuación, se profundiza en los sistemas y protocolos de comunicaciones navales, que son la columna vertebral de la seguridad y la operación en el mar:
•Alfabeto Fonético Internacional (Alfabeto OACI).
Se enseña el uso correcto de este alfabeto (Alfa, Bravo, Charlie...) para deletrear palabras y nombres de forma clara y precisa, evitando errores que podrían ser catastróficos en situaciones de emergencia. Es un estándar global para la comunicación en entornos críticos.
•Radiocomunicaciones PMR (Private Mobile Radio) y VHF (Very High Frequency).
Se estudian las características técnicas, el alcance y las limitaciones de estos sistemas de radiofrecuencia. Se capacita en el uso correcto de los equipos (operación de micrófonos, selectores de canal, potencia), los protocolos de llamada y respuesta, la jerga específica ("cambio", "recibido", "final"), y la importancia de la brevedad y claridad en los mensajes. Se practican comunicaciones simuladas en diferentes escenarios (guardia, emergencia, patrulla).
•Código Morse.
Aunque su uso ha disminuido con la tecnología digital, sigue siendo un conocimiento fundamental en situaciones de fallo de comunicaciones o como medio de respaldo. Se enseña a reconocer y transmitir mensajes básicos mediante señales luminosas (lámpara de señales) o sonoras, vital para la comunicación de emergencia o silenciosa.
•Otros métodos de señalización.
Se pueden incluir nociones de banderas de señales (Código Internacional de Señales), luces de navegación y señales acústicas, que son elementos adicionales para la comunicación entre buques y con la costa.
Dominar este lenguaje y estas herramientas de comunicación es vital para el personal de vigilancia, ya que les permite interactuar eficazmente con la tripulación, otros buques, las autoridades portuarias o marítimas, y transmitir alertas o información crítica de manera rápida y precisa, lo que puede marcar la diferencia en una situación de riesgo.
MÓDULO II.
NOCIONES BÁSICAS DE NAVEGACIÓN, VIDA A BORDO, VIGILANCIA, ZAFARRANCHO DE COMBATE.
Sumerge al profesional en la particularidad de la vida y el trabajo en un buque en alta mar, un entorno muy distinto al terrestre. Para proteger una embarcación, es imperativo comprender cómo se mueve, cómo se organiza y cómo se prepara para lo inesperado.
El módulo comienza con nociones básicas de navegación. Aunque el personal de vigilancia no será un oficial de puente, necesita entender conceptos clave como:
1- Lectura básica de cartas náuticas. Identificación de profundidades, ayudas a la navegación (faros, boyas), peligros (arrecifes, bajíos) y coordenadas.
2- Rumbo y velocidad del buque.
Cómo se expresan y se interpretan.
3- Posicionamiento.
Uso de GPS básico y la comprensión de las unidades de medida náuticas (nudos para velocidad, millas náuticas para distancia).
4- Condiciones meteorológicas. Interpretación de informes y su impacto en la navegación y la seguridad a bordo.
5- Reglamento Internacional para Prevenir Abordajes en el Mar (RIPA).
Nociones básicas sobre las luces de navegación, las señales acústicas y las reglas de paso entre buques para evitar colisiones.
Este conocimiento permite al vigilante comprender el contexto de la navegación, identificar posibles desviaciones de rumbo o situaciones de riesgo con otros buques.
Luego, se aborda la vida a bordo, que tiene sus propias dinámicas y reglas. Se estudian aspectos como:
•Jerarquía y organización de la tripulación: Entender la cadena de mando (capitán, oficiales, suboficiales, marinería) y el rol de cada departamento (cubierta, máquinas, servicios).
•Normas de convivencia y disciplina.
La importancia del respeto a las normas en un espacio confinado y las particularidades de la vida en alta mar.
•Rutinas a bordo.
Turnos de guardia, horarios de comidas, mantenimiento, etc.
Comprender la dinámica de la vida a bordo facilita la integración del personal de seguridad y su interacción con la tripulación.
La vigilancia a bordo es el pilar central de este módulo. Se profundiza en las técnicas y procedimientos específicos para:
•Patrullas de cubierta.
Rutas, puntos de observación críticos, detección de objetos extraños, verificación de sellos de seguridad y estado de las escotillas.
•Vigilancia de sentinas y zonas de máquinas.
Detección de intrusiones, fugas o sabotajes.
•Monitorización de sistemas de CCTV a bordo.
Uso de cámaras interiores y exteriores, cámaras térmicas y de visión nocturna para la detección de amenazas en el perímetro del buque y en sus espacios internos.
•Control de accesos durante el fondeo o atraque.
Protocolos para el embarque/desembarque de personal no autorizado, aprovisionamiento o visitas.
Se enfatiza la observación atenta y la detección temprana de cualquier anomalía.
Finalmente, se aborda el zafarrancho de combate, un concepto naval que se refiere a la preparación inmediata de un buque y su tripulación para una situación de emergencia grave o un ataque inminente. El módulo cubre:
1- Tipos de zafarrancho.
Incendio, abandono de buque, ataque pirata, colisión, avería grave.
2- Roles y responsabilidades del personal de seguridad: Cuál es su puesto de acción, qué equipos deben preparar y cómo deben colaborar con la tripulación.
3- Procedimientos de alarma y reunión. Cómo se activan las alarmas a bordo, los puntos de reunión asignados y el control de la situación.
4- Medidas de protección del buque.
Cierre de escotillas, comp9uertas estancas, apagado de sistemas innecesarios, preparación de equipos de contraincendios.
Este entrenamiento es vital para garantizar una respuesta coordinada y eficaz en los momentos de máxima tensión, protegiendo vidas y la integridad del buque.
MÓDULO III.
SUPERVIVENCIA EN EL MAR: RESCATE Y TÉCNICAS DE NATACIÓN.
Curas y primeros auxilios en entornos marítimos es un componente crítico de la formación, ya que el entorno marítimo presenta desafíos únicos para la supervivencia y la atención médica, lejos de la inmediatez de los servicios de tierra. Un profesional de la seguridad a bordo debe estar preparado para enfrentarse a situaciones extremas y prestar asistencia vital.
El módulo comienza con una formación exhaustiva en supervivencia en el mar, que no se limita a la teoría, sino que incluye ejercicios prácticos. Se estudian:
1- Equipos de supervivencia a bordo. Localización y uso correcto de chalecos salvavidas, aros salvavidas, balsas salvavidas (su despliegue y embarque), bengalas, dispositivos de localización personal (EPIRB, SART) y trajes de inmersión.
2- Técnicas de abandono de buque. Protocolos para una evacuación ordenada y segura en diferentes situaciones (incendio, hundimiento, etc.), incluyendo saltos desde el buque y el deslizamiento por rampas.
3- Supervivencia en el agua.
Posiciones de flotabilidad (posición fetal, agruparse), técnicas para conservar el calor corporal en aguas frías, gestión de la deshidratación y la hipotermia.
4- Organización en la balsa salvavidas. Distribución de roles, racionamiento de agua y alimentos, uso del equipo de la balsa, mantenimiento de la moral y técnicas para la visibilidad y el rescate.
5- Rescate y técnicas de natación.
Se repasan y se perfeccionan técnicas de natación utilitarias (con ropa), y se forma en técnicas de rescate a personas en el agua, incluyendo aproximación, sujeción y remolque seguro, minimizando el riesgo para el rescatador. Se hace énfasis en la seguridad en el agua y la importancia de no sobreestimar las propias capacidades.
Paralelamente, el módulo aborda las curas y primeros auxilios específicos en entornos marítimos. La distancia a los hospitales o centros médicos hace que la capacidad de respuesta inmediata a bordo sea vital. Se capacita al personal en:
•Evaluación inicial de la víctima (ABC).
Vía aérea, respiración, circulación.
•Tratamiento de lesiones comunes a bordo: Cortes, contusiones, fracturas (inmovilización), quemaduras (térmicas, químicas), lesiones por maquinaria, electrocuciones.
•Manejo de situaciones de emergencia médica.
Ataques cardíacos, accidentes cerebrovasculares, shock, hipotermia, golpe de calor, ahogamiento o casi-ahogamiento.
•Uso del botiquín de abordo.
Identificación de los medicamentos y materiales, dosificación básica y administración de primeros auxilios.
•Procedimientos para solicitar asistencia médica externa.
Comunicación con servicios de telemedicina marítima, preparación para una evacuación médica (medevac) si es necesaria (por helicóptero o buque de rescate).
•Control de hemorragias.
Aplicación de presión directa, torniquetes y apósitos hemostáticos.
•Reanimación cardiopulmonar (RCP). Técnicas de reanimación básica y uso de desfibriladores externos automáticos (DEA) si están disponibles a bordo.
Esta capacitación es indispensable para que el personal de seguridad no solo se proteja a sí mismo, sino que también pueda prestar ayuda vital a cualquier tripulante o pasajero en un momento de crisis.
MÓDULO IV.
PLAN GENERAL DE PROTECCIÓN DE UN BUQUE: MEDIDAS ACTIVAS Y PASIVAS.
Protocolos de identificación, reconocimiento y respuesta ante amenazas en buques y escalado de fuerza es la columna vertebral de la seguridad preventiva y reactiva a bordo. Este módulo sistematiza la protección del buque, basándose en la adaptación de los principios del Código PBIP (ISPS Code) al entorno específico de una embarcación.
Se comienza con el estudio detallado del Plan de Protección del Buque (SSP - Ship Security Plan), un documento obligatorio y confidencial que cada buque debe tener. Se analiza su estructura, contenido y cómo se implementa a diario. Este plan establece las medidas activas y pasivas de protección:
MEDIDAS PASIVAS.
Son aquellas que buscan dificultar, retrasar o disuadir un ataque sin una intervención activa constante. Incluyen:
•Diseño estructural del buque. Fortificación de zonas críticas (puente, sala de máquinas), puertas y escotillas blindadas o reforzadas.
•Control de accesos físico.
Puertas cerradas con llave, esclusas, mamparos y la gestión de puntos de entrada/salida.
•Barreras perimetrales.
Vallas temporales o permanentes en cubierta, sistemas anti-abordaje (cables con púas, mallas).
•Iluminación de seguridad.
Zonas bien iluminadas en cubierta y alrededor del casco para disuadir y facilitar la detección nocturna.
•Procedimientos de ocultamiento/camuflaje.
Técnicas para hacer el buque menos atractivo como objetivo (ej. no seguir patrones de ruta predecibles).
MEDIDAS ACTIVAS.
Son aquellas que requieren una intervención o monitoreo constante para detectar y responder a amenazas. Incluyen:
•Patrullas de seguridad.
Rondas programadas y aleatorias por todas las zonas del buque (cubierta, puentes de acceso, bodegas, zonas de máquinas).
•Sistemas de videovigilancia (CCTV). Monitorización en tiempo real de cubiertas, accesos y zonas internas, con capacidad de grabación y análisis.
•Sensores de detección.
Radares de corto alcance para detectar embarcaciones pequeñas, sistemas de infrarrojos o térmicos para visión nocturna, detectores de movimiento.
•Comunicación constante.
Mantener canales de comunicación abiertos con las autoridades costeras, otros buques y el personal de tierra.
•Uso de equipos de detección.
Escáneres portátiles de metales, detectores de explosivos o drogas en puntos de acceso o áreas sensibles.
Un pilar fundamental del módulo es el desarrollo de protocolos de identificación, reconocimiento y respuesta ante amenazas específicas en buques. Esto incluye la formación en:
1- Detección visual de comportamientos sospechosos: Tanto en otras embarcaciones (lanchas de aproximación inusuales, personas armadas) como en individuos a bordo.
2- Análisis de inteligencia marítima: Interpretación de alertas de seguridad recibidas de las autoridades (riesgo de piratería en ciertas zonas, informes de actividad sospechosa).
3- Procedimientos ante intrusión.
Qué hacer si se detecta un polizón, un intento de sabotaje o un acceso no autorizado.
4- Respuesta ante secuestro: Protocolos para la comunicación, el aislamiento de zonas y la resistencia pasiva/activa según el nivel de amenaza.
5- Gestión de rehenes.
Nociones básicas sobre cómo mantener la calma, qué información proporcionar y qué evitar.
Finalmente, se aborda el concepto de escalado de fuerza, un principio crucial en la seguridad. Esto se refiere a la progresión gradual y proporcionada de las medidas de respuesta a una amenaza, desde la disuasión verbal y la advertencia, pasando por la muestra de fuerza (presencia de personal armado), el uso de medios no letales (cañones de agua, granadas de humo, dispositivos acústicos de largo alcance - LRAD) hasta, en última instancia y solo si es necesario y autorizado, el uso de la fuerza letal. Se enfatiza la proporcionalidad y la legalidad de cada nivel de respuesta, y cómo se documenta cada decisión. La formación asegura que el personal de seguridad pueda evaluar una amenaza, aplicar las medidas de protección adecuadas y escalar la respuesta de manera controlada y justificada, protegiendo vidas y el activo.
MÓDULO V.
PROCEDIMIENTOS ANTE ATAQUES PIRATAS. NORMAS DE COORDINACIÓN.
Armamento es, quizás, uno de los módulos más específicos y críticos de esta especialidad, ya que aborda una de las amenazas más persistentes y peligrosas en el entorno marítimo global contemporáneo. La piratería, lejos de ser un vestigio del pasado, ha resurgido con fuerza en ciertas zonas geográficas, exigiendo respuestas contundentes y bien coordinadas.
El módulo se centra en los procedimientos específicos ante ataques piratas, que varían según el nivel de amenaza y la fase del incidente:
1- Fase de prevención/disuasión.
Medidas para evitar ser un objetivo. Esto incluye la evaluación de rutas de riesgo (como el Cuerno de África o el Golfo de Guinea), la implementación de medidas preventivas como el "Safe Haven" o "Citadel" (una zona fortificada a bordo donde la tripulación puede refugiarse y mantener el control del buque en caso de abordaje), el uso de manobras evasivas, aumento de velocidad, rutas zigzagueantes y la elevación de la altura de la borda mediante cañones de agua.
2- Fase de detección y alerta temprana. Uso de sistemas de radar, visión nocturna, cámaras térmicas y vigilancia constante para detectar embarcaciones sospechosas (skiffs) que se aproximan. Se enseñan los protocolos para el envío de alertas de socorro (como el SSAS - Ship Security Alert System) a la compañía, las autoridades y los centros de coordinación marítima.
3- Fase de abordaje inminente/real. Procedimientos para el refuerzo de las puertas y accesos, la preparación de barreras físicas, el despliegue de dispositivos disuasorios (mangueras de alta presión, vallas con púas, alarmas sonoras de alta potencia), y, crucialmente, la retirada del personal no esencial y de la tripulación a la Citadel para evitar su captura.
4- Fase de resistencia.
Estrategias para retrasar el abordaje, frustrar el control del buque por parte de los piratas, y mantener la resistencia desde la Citadel, a la espera de una intervención externa. Se discuten las tácticas para impedir el acceso a la sala de máquinas o al puente de mando.
Las normas de coordinación son un pilar central. Se estudia la interacción del personal de seguridad a bordo con:
•La tripulación del buque.
El liderazgo del Capitán y el Oficial de Protección del Buque (SSO), y cómo el equipo de seguridad se integra en el plan de emergencia general del buque.
•La empresa de seguridad marítima. Comunicación con el centro de operaciones en tierra y el equipo de apoyo.
•Organismos y fuerzas navales internacionales.
Como la Operación Atalanta (UE NAVFOR Somalia) o las patrullas navales de otras naciones en zonas de alto riesgo. Se detalla cómo solicitar su asistencia, el intercambio de información y la preparación para su intervención (por ejemplo, cómo guiar un helicóptero o un equipo de abordaje).
Finalmente, el módulo aborda el armamento necesario para este tipo de servicios, con un énfasis en su legalidad, tipos y uso. Si bien el Tema 6 profundizará en ello, aquí se introduce su relevancia en el contexto anti-piratería. Se discuten los tipos de armas empleadas por los equipos de protección a bordo (EPAB), su transporte seguro y las regulaciones internacionales al respecto. Se recalca que el uso del armamento es siempre el último recurso y debe ser proporcional y legal.
ARMAMENTO.ARMAS DE GUERRA A UTILIZAR EN ESTOS SERVICIOS.
Estudio de las armas. Cartuchería. Conservación y limpieza es un módulo de suma importancia y alta especialización, dado el contexto de riesgo y la necesidad de una respuesta contundente ante amenazas específicas como la piratería o el terrorismo. Este tema proporciona una formación profunda y práctica en el manejo de armas de fuego. Es crucial entender que la tenencia y el uso de este tipo de armamento está sometida a estrictas regulaciones nacionales e internacionales, y su empleo solo está autorizado para personal debidamente acreditado y en situaciones extremas y justificadas, siempre bajo el principio de proporcionalidad y necesidad.
El módulo comienza con un estudio exhaustivo de las armas de guerra a utilizar en estos servicios, que son típicamente las empleadas por equipos de protección armados a bordo de buques (EPAB). Se analizan en detalle:
TIPOS DE ARMAS DE FUEGO.
•Pistolas semiautomáticas.
Calibres comunes, funcionamiento (acción simple/doble), componentes, sistemas de seguridad y uso en entornos confinados.
•Subfusiles.
Armas compactas con alta cadencia de fuego, su aplicación en defensa cercana y despeje de espacios.
•Carabinas/Fusiles de asalto.
Calibres intermedios (ej. 5.56x45mm, 7.62x39mm), características técnicas (alcance efectivo, capacidad de cargador), sistemas de puntería (miras abiertas, ópticas), y su uso en defensa de perímetro y enfrentamientos a mayor distancia.
•Escopetas.
Usos tácticos, tipos de munición (postas, cartuchos no letales), y su efectividad a corta distancia.
•Componentes de las armas.
Despiece básico, funcionamiento interno de la acción, cañón, miras, mecanismos de seguridad.
•Principios de seguridad en el manejo de armas de fuego.
Las cuatro reglas fundamentales de seguridad (apuntar siempre a un lugar seguro, dedo fuera del gatillo, tratar el arma como cargada, conocer el objetivo y lo que hay detrás) son una constante.
LEGISLACIÓN APLICABLE AL USO DE ARMAS.
Se revisa la normativa sobre tenencia, porte, transporte y uso de armas de fuego en el contexto marítimo internacional y en aguas territoriales de diferentes países.
Un apartado esencial es el estudio de la cartuchería:
•Tipos de munición.
Calibres (9mm, .223/5.56mm, .308/7.62mm, etc.), tipos de proyectiles (encamisados, punta hueca, perforantes), y sus efectos balísticos.
•Identificación de cartuchos.
Marcas, colores, y nomenclatura.
•Almacenamiento y transporte seguro de munición.
Medidas para prevenir detonaciones accidentales y garantizar la integridad de la carga.
Finalmente, el módulo dedica una atención minuciosa a la conservación y limpieza del armamento. Un arma limpia y bien mantenida es un arma fiable. Se enseñan:
1- Procedimientos de desmontaje y montaje de campo.
Para la limpieza básica.
2- Productos de limpieza y lubricación. Aceites, cepillos, baquetas, disolventes.
3- Técnicas de limpieza y mantenimiento preventivo.
Cómo evitar la corrosión, el óxido y los fallos mecánicos, especialmente en el ambiente salino y corrosivo del mar.
4- Inspección de seguridad y verificación de funcionamiento.
Chequeo de los sistemas de seguridad y pruebas de funcionamiento antes y después de cada uso o patrulla.
ALMACENAMIENTO SEGURO DEL ARMAMENTO A BORDO.
Armeros homologados, control de acceso, sistemas de inventario y responsabilidad.
Este módulo, con su fuerte componente práctico, busca asegurar que el personal de seguridad no solo sepa manejar un arma, sino que lo haga con la máxima seguridad, responsabilidad y eficacia, siendo conscientes de la grave implicación de su uso en un entorno tan crítico.
MÓDULO VII.
PREVENCIÓN DE RIESGOS LABORALES. NORMATIVA BÁSICA
Riesgos específicos es un componente esencial para garantizar no solo la seguridad operativa del buque y sus ocupantes, sino también la integridad física y la salud del propio personal de vigilancia. El entorno marítimo, por su naturaleza dinámica, confinado y expuesto, presenta riesgos laborales que van mucho más allá de los que se encuentran en tierra firme.
El módulo comienza con la revisión de la normativa básica en prevención de riesgos laborales (PRL), adaptada al contexto marítimo. Esto incluye:
1- Principios generales de la PRL. Evaluación de riesgos, planificación de la acción preventiva, información y formación de los trabajadores, consulta y participación.
2- Responsabilidades legales.
Del armador, el capitán y el propio personal.
3- Derechos y deberes de los trabajadores en materia de PRL.
4- Organización de la PRL a bordo.
El rol del responsable de seguridad a bordo y los comités de seguridad si los hubiera.
Posteriormente, se profundiza en los riesgos específicos del entorno marítimo y de la vida a bordo, proporcionando un conocimiento detallado para su identificación y mitigación:
•Riesgos de caídas al mismo o distinto nivel.
Cubiertas mojadas, escaleras estrechas, movimiento del buque, falta de barandillas. Se enfatizan las "tres reglas de contacto" (mantener tres puntos de apoyo al subir/bajar) y el uso de calzado antideslizante.
•Riesgos de golpes y atrapamientos.
Con maquinaria (grúas, cabrestantes), puertas estancas, movimientos de carga o elementos del buque por el balanceo. Se instruye sobre el respeto de las zonas seguras y la señalización.
•Riesgos ergonómicos.
Levantamiento de cargas pesadas, posturas forzadas durante la vigilancia o el mantenimiento, vibraciones del motor.
•Riesgos eléctricos.
Instalaciones a bordo, equipos electrónicos, riesgos de cortocircuitos en ambiente húmedo.
•Riesgos químicos y biológicos.
Exposición a combustibles, lubricantes, productos de limpieza, o agentes biológicos en aguas contaminadas o carga peligrosa. Se insiste en el uso de EPIs adecuados.
•Riesgos físicos.
Ruido (motores, maquinaria), vibraciones, temperaturas extremas (calor en sala de máquinas, frío en cubierta).
•Riesgos de incendio y explosión.
Especialmente en zonas de máquinas, cocinas o cerca de depósitos de combustible. Se repasan los sistemas de detección y extinción a bordo.
•Riesgos psicosociales.
Confinamiento, aislamiento, estrés por largas travesías, conflictos interpersonales en un espacio cerrado. Se discuten estrategias para la gestión del estrés y el apoyo mutuo.
•Riesgos específicos de la vigilancia armada.
Manejo seguro del arma, prácticas de tiro, almacenamiento.
Para cada riesgo, se enseñan medidas preventivas y de protección:
•Uso adecuado de Equipos de Protección Individual (EPIs).
Casco, calzado de seguridad, guantes, gafas de protección, protectores auditivos, chalecos salvavidas o de flotabilidad.
•Procedimientos de trabajo seguros (PTS). Cómo realizar tareas de forma segura, señalización de zonas de peligro, bloqueo de maquinaria.
•Mantenimiento preventivo.
La importancia de reportar y reparar deficiencias en el buque.
CULTURA DE SEGURIDAD.
Fomento de una mentalidad proactiva hacia la seguridad entre todo el personal a bordo.
Este módulo no solo busca cumplir con la normativa, sino que inculca en el personal de vigilancia la conciencia de que su propia seguridad y la de sus compañeros es el primer paso para poder garantizar la seguridad del buque y sus ocupantes.
MÓDULO VIII.
COLABORACIÓN CON LAS FUERZAS Y CUERPOS DE SEGURIDAD.
Es la piedra angular que cohesiona todas las operaciones de seguridad a bordo del buque con el sistema de seguridad marítimo global. Reconoce que, si bien el equipo de vigilancia a bordo es la primera línea de defensa, en situaciones críticas o de mayor envergadura, la intervención y el apoyo de las autoridades externas son indispensables.
Este módulo enfatiza la absoluta necesidad de una cooperación fluida, coordinada y protocolizada entre el personal de seguridad privada del buque y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad con competencias en el ámbito marítimo. En el contexto internacional, esto incluye:
1- Autoridades Guardacostas.
Entidades encargadas de la seguridad marítima, búsqueda y rescate, aplicación de leyes en el mar y protección del medio ambiente marino (como la Guardia Costera de EE. UU. o agencias similares en otros países).
2- Armadas y Marinas de Guerra.
En zonas de alto riesgo de piratería o terrorismo, operan misiones internacionales (como la Operación Atalanta de la UE en Somalia) o patrullas nacionales para proteger el tráfico marítimo.
3- Fuerzas de seguridad nacionales.
En aguas territoriales o al aproximarse a puertos (Guardia Civil en España, Policía de Fronteras, Aduanas).
4- Capitanías Marítimas.
Autoridad administrativa en puertos y aguas territoriales, con funciones de seguridad de la navegación y control.
Se profundiza en los canales de comunicación establecidos para la interacción entre el buque y estas autoridades. Esto incluye:
•Sistemas GMDSS (Global Maritime Distress and Safety System).
Uso de radios VHF, MF/HF, Inmarsat C y sistemas satelitales para enviar alertas de socorro (como el DSC - Digital Selective Calling), mensajes de seguridad y urgencia.
•SSAS (Ship Security Alert System).
Un sistema discreto que permite al buque enviar una alerta silenciosa a las autoridades costeras designadas en caso de amenaza de seguridad, sin que los atacantes lo sepan.
•Canales de comunicación directos. Números de emergencia, frecuencias de radio específicas para la seguridad marítima, plataformas de intercambio de información.
Se detallan los protocolos de actuación conjunta para diversas situaciones, cubriendo un amplio espectro de incidentes:
1- Ante ataques piratas.
Cómo contactar a las fuerzas navales cercanas, proporcionar información crucial (posición, número de atacantes, tipo de armas, estado del buque y la tripulación), y coordinar una intervención de rescate.
2- Ante amenazas terroristas.
Cómo seguir las instrucciones de las autoridades, preparar el buque para una posible intervención o asalto, y colaborar en la recolección de inteligencia.
3- Incidencias de seguridad o delincuencia.
Cómo reportar robos a bordo, polizones, contrabando o cualquier actividad ilícita, y cómo cooperar con las investigaciones.
4- Emergencias mayores.
Cómo coordinarse en operaciones de búsqueda y rescate (SAR), evacuaciones médicas (medevac) o incidentes de contaminación.
La formación busca fomentar un entendimiento mutuo de las capacidades, jurisdicciones y limitaciones de cada cuerpo, lo que es vital para una respuesta eficiente. Se instruye al personal de seguridad privada sobre cuándo es necesaria la intervención de las FF.CCSS, cómo facilitar su acceso al buque de forma segura, cómo apoyar sus operaciones y cómo integrarse en el plan de respuesta general bajo el mando de las autoridades. Se enfatiza la importancia de la cadena de custodia de las pruebas si hay un incidente criminal.
Para reforzar la importancia de la confianza, el respeto profesional y la sinergia operativa, el programa incluye, siempre que sea posible, el estudio de casos prácticos reales y la participación en simulacros realistas de incidentes a bordo de buques, donde la coordinación interinstitucional es puesta a prueba. Esto permite a los futuros profesionales no solo conocer los protocolos en teoría, sino practicarlos en un entorno controlado y comprender las dinámicas de equipo bajo presión. Este último pilar asegura que, ante cualquier desafío en alta mar, el buque no solo cuente con un equipo de seguridad interna altamente capacitado, sino que forme parte de una red de seguridad global y coordinada, capaz de actuar con la máxima coherencia, rapidez y contundencia para preservar la seguridad de la vida humana, la carga y la integridad del buque.
La formación en el Servicio de Vigilancia en Buques es una disciplina excepcionalmente compleja y exhaustiva. Prepara a profesionales altamente especializados, dotándolos no solo de conocimientos teóricos profundos sobre normativas marítimas, riesgos específicos y tecnologías de seguridad, sino también de las habilidades prácticas y la mentalidad estratégica necesarias para operar y asegurar una embarcación en el dinámico y, a menudo, hostil entorno del mar. Son los garantes de la seguridad en la inmensidad del océano, asegurando que cada travesía, cada cargamento y cada vida a bordo se realice bajo el manto de una protección rigurosa, constante y adaptable. Su labor es, en esencia, la de construir y mantener la confianza inquebrantable sobre la que se asienta el comercio y el transporte marítimo moderno, permitiendo que la navegación continúe siendo la espina dorsal de la economía mundial.
NOTA;
En España, la seguridad privada depende del Ministerio del Interior a través de la Secretaría de Estado de Seguridad. La Secretaría de Estado de Seguridad se encarga de la dirección, coordinación y supervisión de los servicios y misiones de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como de la seguridad privada.
Esta establece, a través de un articulado, una serie de contenidos mínimos sobre los programas de formación específica.
Aquí se detalla en cada caso, y para la obtención de las especialidades, el temario al que ha de estar sujeta cada formación.
Así se refleja para esta especialización;
SERVICIO DE VIGILANCIA EN BUQUES
Tema 1. Nomenclatura naval en las comunicaciones: alfabeto internacional, PMR y VHF, código Morse
Tema 2. Nociones básicas de navegación, Vida a bordo vigilancia, zafarrancho de combate
Tema 3. Supervivencia en el mar: rescate y técnicas de natación. Curas y primeros auxilios en entornos maritimos
Tema 4. Plan generahde protección de un buque: Medidas activas y pasivas. Protocolos de identificación, reconocimiento y respuesta ante am nazas en buques y escalado de fuerza
Tema 5. Procedimlentos ante ataques piratas. Normas de coordinación. Armamento.
Tema 6. Armamento. Armas de guerra a utilizar en estos servicios. Estudio de las armas. Cartucheria. Conservación y limpieza
Tema 7. Prevención de riesgos laborales. Normativa básica. Riesgos especificos.
Tema 8. Colaboración con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
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